Lu y el increíble salto del coreano Yang

Finalizaron los mundiales de gimnasia artística y lo hicieron con la segunda y última jornada de finales por aparatos, que nos ofrecieron un mejor nivel que las que se celebraron ayer, y que nos dejaron dos nombres especialmente destacados: la china Sui Lu y el coreano H.S. Yang.

La primera demostró ser una verdadera bomba tanto en barra de equilibrios como en suelo, consiguiendo un oro y una plata que bien pudo ser oro. En barra Lu nos obsequió con un ejercicio pleno de dificultad (6,60) y dinamismo, una verdadera delicia para los ojos que fue premiado por las jueces con la increíble puntuación —para ser barra— de 15,866. Segunda fue su compañera, la tercera en la final individual Yao Jinnan, con 15,233; y el bronce fue para Jordyn Wieber, que pese a su notable ejercicio (15,133) no pudo superar el excelente nivel de las chinas.

Victoria Komova, que partía con la mejor nota, se cayó y perdió toda opción de pódium finalizando en octavo lugar; mientras que la gran reaparición del día en unas finales, Catalina Ponor, estuvo decente pero, como es lógico en cierto modo, sin llegar a ser la de antes de su eventual retirada (14,241, séptima) debido a esas pequeñas dudas que antes era casi imposible que se le vieran.

LU, CASI TAMBIÉN EN SUELO
En suelo, Lu repitió sensación con una increíble combinación de elementos bajo el fondo de música de tango (15,066) y sólo pudo ser superada por una gran Ksenia Afanasieva, que entró a última hora por Komova y que se llevó el oro con 15,133; siendo el bronce para la norteamericana Alexandra Raisman.

Particularmente hablando, a mí me gustó más en conjunto el ejercicio de la china, y no me extrañaría nada que en el resultado final hubiese algo de compensación para Rusia por el escándalo de la final individual, pero aún así ni mucho menos se puede considerar a Afanasieva como una indigna campeona de suelo, antes al contrario.

Fue la final de los cambios a última hora, porque hasta tres gimnastas de las que estaban clasificadas declinaron salir. Además de Komova, Vanessa Ferrari y la rumana Diana Bulimar sufrieron sendas lesiones que les impidieron competir, siendo reemplazadas por la australiana Lauren Mitchell, que salvó de forma bastante bien improvisada un momento de dudas para acabar quinta con 14,733; y por la también rumana Diana Chelaru, octava.

EL SALTO DE LA DÉCADA
En chicos, el gran protagonista fue el coreano H.S. Yang, que se llevó el oro en salto con una bestialidad de 7,40 montada por él mismo y presentada en estos campeonatos. Una paloma más mortal extendido y triple pirueta, que le valió la increíble puntuación de 16,866 gracias a una ejecución sensacional, de 9,466. Obviamente, el salto en cuestión llevará su nombre cuando el comité técnico de la FIG lo incorpore al código de puntuación.

Y como su segundo, (7,00 de nota D) pese a sacar un pie fuera, no estuvo tan mal ejecutado, Yang se erigió en vencedor con 16,566 de nota final. El veterano ruso Anton Golotsutskov se quedó con la plata (16,366) y para el japonés M. Okiguchi fue el bronce (16,291) en una final en la que se echó de menos al lesionado Marian Dragulescu.

Las “rebajas” llegaron en las paralelas, donde el estadounidense Danell Leiva acabó como ganador después de haber hecho un gran ejercicio (15,633), pero con una nota de ejecución algo exagerada (9,233) para cómo actuó. ¿Otra más del jurado, en este caso masculino? La plata se fue para Grecia a través de V. Tsolakidis; mientras que el chino C. Zhang (15,333) se adelantó al campeón de la final individual, Kohei Uchimura en la lucha por el bronce. El gran favorito, el también chino Z. Feng, primero en la clasificación, se desequilibró en una de sus verticales sobre una banda y, aunque no se cayó, vio finalizadas sus opciones de pódium.

EL COLOFÓN DE LA BARRA
Por último, la siempre espectacular barra fija dio un nuevo doblete a China, siendo el vencedor el campeón olímpico Zou Kai (16,441); y la plata, el bronce en paralelas, Zhang (16,366). Tercero fue Uchimura (16,333); mientras que el más vistoso fue todo un clásico en este aspecto, Epke Zonderland, quien como en él es habitual nos ofreció una gran combinación de sueltas de máxima dificultad que hicieron las delicias del público.

Pero, por desgracia para él, como le ocurre en más de una ocasión, acabó llegando el error, en este caso a modo de golpe con uno de sus pies sobre la barra al realizar una “Gienger”. El japonés Yusuke Tanaka, por su parte, que había conseguido la mejor nota en la calificación, también falló, en este caso al desequilibrarse en la salida y plantar las manos sobre la colchoneta; mientras a otro de los favoritos, Phillip Boy, erró en uno de sus agarres y se quedó también sin pelear por las medallas.

Así pues, se terminaron unos campeonatos de sabor agridulce para la gimnasia española: buena clasificación del equipo femenino, algo decepcionante la del masculino, y tres representantes en las finales individuales, que tendrá que seguir luchando en el Preolímpico de enero por estar en los JJ. OO.

Debería despedirme dedicándole, una vez más, un amplio espacio a la tremenda tropelía que le han vuelto a hacer nuestros amigos de Teledeporte a la gimnasia (cortar la final de suelo a partir del cuarto ejercicio, y continuar con los dos últimos de barra fija, habiendo pasado además los de los dos chinos), pero a los del canal público qué más les vamos a decir; si acaso mandarles una sonora queja vía e-mail a través de su página web. Aunque sólo sea para desahogarnos.

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