Mala suerte para Fabián González en la barra, Dementyeva e Izbaşa ganan en GAF, y reparto final de éxitos en GAM

EUROPEOS BERLÍN 2011. FINALES POR APARATOS/SEGUNDA JORNADA

Fabián González no pudo redondear el éxito de haber conseguido clasificarse para una final de un gran campeonato. El gimnasta español presentó un buen ejercicio en la final de barra fija, pero falló en el agarre con la mano derecha de uno de sus molinos, lo que le costó quedarse encima de la barra y terminar en octava posición.

En dicha final, la última de los Europeos, parecía que el oro y la plata iban a irse para los gimnastas alemanes, ya que Philipp Boy y M. Nguyen habían hecho dos ejercicios realmente buenos —aunque no excesivamente «limpios»—, pero faltaba el «holandés volador», «The Flying Dutchmann», es decir, el señor Epke Zonderland.

Capaz de lo mejor y de lo peor —como corresponde a todos aquellos que arriesgan en la barra—, Zonderland no ejecutó un ejercicio perfecto ni mucho menos, pero la bestial cantidad de dificultades que incluyó en su actuación le valieron una estratosférica nota de composición de 7,700, y el oro con un total de 15,575.

A Boy se le quedó una cara similar a la del propio Zonderland cuando el año pasado, en los Mundiales, se vio privado del triunfo a última hora compitiendo también en casa; pero al menos el germano —de aquella manera, eso sí— puede contentarse con el oro «que más vale»: el de la final individual.

Zonderland se tomó en cierto modo la revancha de las paralelas, ya que allí el otro alemán, Marcel Nguyen, sí que consiguió el triunfo (15,525) por delante del «tulipán» (15,300) y del griego Vasileios Tsolakidis 15,075).

En salto, la primera final de la jornada, hubo doblete para la gimnasia francesa, ya que Thomas Bouhail y Samir Ait Said se llevaron el oro y la plata gracias a dos sensacionales saltos por cabeza, en una competición en la que todos, menos ellos y Anton Golotsutskov, fallaron al menos en uno de los dos. El ruso, obviamente, fue bronce.

En chicas, dos justas vencedoras, aunque con distinto estilo. El oro de la barra de equilibrios fue para la campeona de Europa: Anna Dementyeva. La rusa hizo un gran ejercicio, seguro y solvente (15,350), digno de una gran barrista. Se vio acompañada en el podium por dos italianas: Carlotta Ferlito y Elisabeta Preziosa, que se adelantaron a una gimnasta que no se ha llevado medallas pero que me ha causado una excelente impresión, la belga Julie Croket.

Y, para terminar, en suelo Sandra Izbaşa (14,500) se llevó para Rumanía su tercer título continental, y su segundo oro en estos campeonatos. Aunque, sinceramente, me esperaba más de ella. Está claro que es la justa vencedora por haber presentado el ejercicio más compensado en dificultad (5,800) y ejecución (8,700); pero después de verla actuar la sensación que tuve era de que había estado excesivamente sosa —por no hablar de sus «saltos gimnásticos»—, más aún para lo que se le debe exigir a una gimnasta tan elegante como ella que, además, es la campeona olímpica de este aparato, no lo olvidemos.

Su compañera Diana Chelaru le acompañó en el podium con la plata (14,475), mientras que para la jovencísima rusa Yulia Belokobylskaya (14,450) fue el bronce.

Beth Tweddle, por su parte, no pudo revalidar su título entre otras cosas porque hizo un ejercicio sencillamente horrible, con una coreografía musical y gimnástica rayando lo somnoliento y con una ejecución, esta vez, llena de pequeñas imprecisiones y ni mucho menos tan espectacular en sus acrobacias como en años anteriores.

La británica fue cuarta, y Croket, quinta, con una música igual que la del espectacular ejercicio de Elena Zamolodchikova en Sídney 2000, aunque compuesta de forma inversa a la de la rusa, y sobre todo con un ejercicio muchísimo más expresivo que el de Tweddle, e incluso que el de Izbaşa. Muy bien por la belga, una de las revelaciones de los Europeos de este año.

No me quiero marchar sin darle mi tradicional «palito» a Teledeporte —y, consecuentemente, a TVE— cuando hace las cosas mal; agradeciéndoles como siempre, antes que nada, que sea la única emisora de televisión que emita algo de gimnasia en España. Me he mantenido callado hasta esta última crónica porque hasta el sábado, aunque únicamente emitieran en directo aproximadamente el 50% de la competición, el resto nos lo ofrecieron a horas medianamente decentes.

Pero, comprendiendo también aunque ayer era un día extremadamente denso en lo deportivo —clásica París-Roubaix de ciclismo, finales de la Euroliga femenina de baloncesto y de la Copa del Rey de balonmano, etc.— es absolutamente inadmisible e indignante que ofrezcan las tres últimas finales —entre ellas la de nuestro representante— a la 1:30 de la madrugada… y sin redifusión al día siguiente, ya que no se puede encontrar un hueco entre tantísimas horas de tenis —primera ronda del Masters 1000 de Montecarlo— que van a ofrecer. Sin menospreciar a un deporte del que también soy buen aficionado, como si al tenis no le dedicaran suficiente tiempo al año, precisamente. Una vez más, manda narices, por no decir otra cosa…

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