Llegamos a uno de esos años que marcan la historia de un deporte para un determinado país. Sería muy discutible calificar a 2002 como el más importante de la historia de la gimnasia artística femenina española —para mí tienen tanta o más importancia 1992, por el salto de calidad en los Juegos de Barcelona; o 1983, el año en el que Laura Muñoz arrasó en los Juegos Mediterráneos de Casablanca. Pero de lo que no cabe ninguna duda es de la gran significación que tuvo. No en vano 2002 fue, como todos sabemos, el año en el que nuestra gimnasia femenina consiguió su primer y, hasta la fecha, único título mundial, el de Elena Gómez en suelo.
La gimnasta manacorí había recibido su bautismo de fuego en un gran competición internacional un año antes en los Mundiales celebrados en Gante (Bélgica), con un más que meritorio 17º lugar en el concurso individual, y con la participación en la final de barra de equilibrios. 2002 fue el año de su «boom» internacional.
Elena continuó dando pasitos en el Campeonato de Europa, en donde cosechó una 7ª plaza en el concurso general —la ganadora fue la sempiterna Svetlana Khorkina—, y la clasificación para todas las finales menos para la de asimétricas, destacando su 4º puesto en suelo, tal vez avisando de lo que llegaría meses después.
Los Mundiales de la gloria
Y el lugar elegido para ello fue la ciudad de Debrecen (Hungría), donde se celebraron los 36º Campeonatos del Mundo de gimnasia artística. Unos campeonatos de los denominados por especialidades o por aparatos, que era la tercera vez que se disputaban después de París 1992 y San Juan de Puerto Rico 1996, y que no vienen a ser sino, como una vez dijo Paloma del Río, una especie de maniobra de la FIG para que cada año se celebre una competición de carácter mundial, y así, de paso, cobrar más derechos de televisión, que nunca vienen mal. Eso sí, debo reconocerlo: para los aficionados, estupendo.
Ciertamente fueron unos campeonatos que a algunos países les cogió un poco a desmano; pero tampoco hay que despreciarlos a posteriori porque en ellos se dieron cita, por ejemplo, lo mejor de la gimnasia de las repúblicas ex soviéticas: Khorkina, Zamolodchikova, Ezhova, Ziganshina y la incombustible Chussovitina, o de Holanda, con Verona Van der Leur en su mejor momento, así como también algunas de los futuros puntales de Estados Unidos. Asimismo, aquellos mundiales sirvieron de despedida para una campeona, Andrea Raducan, lastrada principalmente por sus problemas de sobrepeso.
Elena dio un buen nivel en barra, quedándose en semifinales a tan sólo un puesto de entrar en la final; pero fue en el suelo, el aparato que mejor le venía a sus cualidades, donde dio el golpe. Desde el primer día se destacó como la mejor, con un ejercicio en el que se combinaban una acrobacia acorde con lo que pedía el código, unos bellos movimientos de ballet, y una música muy pegadiza a ritmo de rock and roll y swing. La manacorí accedió a la final con la tercera mejor nota; y si a España, históricamente, siempre le había faltado algo para lograr un gran éxito en mundiales o Juegos Olímpicos —principalmente reconocimiento de las jueces—, Elenita no iba a dejar pasar la ocasión de acabar con ese tabú que ya nos tenía bastante hartos.
Sus rivales le echan una mano
El gran momento llegó el domingo 14 de noviembre. Un día antes, Zamolodchikova se había llevado el oro en salto; Courtney Kupets, una de las revelaciones norteamericanas, había hecho lo propio en las asimétricas, rompiendo la racha de triunfos de una Khorkina que había fallado en las rondas previas; y el mismo domingo la otra gran revelación estadounidense, Ashley Postell, se había coronado ya como reina de la barra de equilibrios. Para nuestros intereses, con todos mis respetos, ellas no habían sido más que teloneras de lo que verdaderamente nos importaba: la final de suelo.
Se echaba de menos en ella a Khorkina, pero a cambio estaban medallistas en diferentes ediciones como Daniele Hypolito y la gran «Chuso», también una futura estrella como Oana Ban, una subcampeona mundial absoluta como Natalia Ziganshina y otra europea como Van der Leur. Es decir, una participación ciertamente respetable. Pero lo cierto es que ninguna de ellas consiguió realizar un ejercicio redondo, bien por fallos, bien porque sus notas de partida no llegaban al diez, algo que sí alcanzaba el ejercicio de nuestra gimnasta. La clasificación, habiendo actuado siete de las ocho participantes, la encabezaba Verona Van der Leur con 9,350; seguida de una gimnasta estadounidense absolutamente desconocida hasta entonces: Samantha Sheenan, con 9,325. Sólo faltaba Elena Gómez.
Por fin, el oro para España
Y Elenita se marcó un ejercicio sensacional, con ese ejercicio que tantos éxitos le daría desde ese mismo momento. Las acrobacias, los giros y la enorme gracia en general que siempre ha tenido ella sólo se encontraron con la pequeña «pega» del leve traspiés en la última diagonal, después del doble mortal carpado. Pecata minuta, porque el título ya tenía dueña, así como un nuevo elemento en el código de puntuación: el cuádruple giro en rélevé en suelo sería conocido a partir de entonces como el «gómez».
Los momentos previos a la confirmación de la nota &mash;hubo que esperar más de dos minutos, como si no hubiéramos tenido ya suficiente emoción—, con Elena y «Fillo» abrazados esperando la calificación de las jueces, forman parte ya de la historia de nuestra gimnasia artística. Luego el podium, la medalla, el himno; la emoción de sus familiares, presentes en la grada… todo ello supuso el mejor colofón posible, en la gimnasia femenina, de unos campeonatos históricos por excelencia para España.
El año siguiente, pese a no poder revalidar su medalla de oro, fue todavía mejor para Elena; quizás el más completo de toda su carrera; pero eso será harina de otro costal y tema del próximo artículo. En éste nos quedamos con el apoteósico triunfo de nuestra querida gimnasta en Debrecen; una nueva «pica en Flandes» no ya de la gimnasia, sino del deporte español en general.
Siento decir que faltan en la lista niñas ilustres
¿En qué lista? Para la lista de la columna de la derecha en Gimnastas.net, véase http://www.gimnastas.net/gimnastas/
Saludos.
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